El día 28 de noviembre de 1568, que ese año coincidió con el Domingo I de Adviento, se inauguró el primer convento de carmelitas descalzos en Duruelo, (provincia de Ávila).
Santa Teresa dice que Duruelo "era un lugarcillo de muy pocos
vecinos, no serían veinte" ("era un lugarcillo de muy pocos
vecinos, no serían veinte"), allí se puso en marcha la vida carmelitana
reformada masculina con la renuncia y profesión de los dos primeros frailes
descalzos, que para significar el nuevo estilo de vida, cambiaron incluso sus
nombres religiosos, y así desde entonces serán conocidos como Antonio de
Jesús y Juan de la Cruz.
Fundó allí, porque le regalaron una casita, pero
con la intención de trasladarse en cuanto pudieran. De hecho, los frailes se
trasladaron muy pronto a Mancera (en 1570) y después a Ávila (en 1600).
Duruelo es, por tanto, la cuna, o como diría la madre Teresa,
el Portal de Belén, de aquel proyecto de vida que completó su carisma
fundacional, en el que entran monjas y frailes al servicio de la Iglesia y de
la humanidad.
Del convento primitivo no queda
nada. En 1637 los
frailes carmelitas compraron un terreno y fundaron un pequeño convento,
que se mantuvo hasta 1835. De este convento quedan una ermita y algunos
espacios.