28 DE MARZO – Jornada de oración en la familia del Carmelo

Queridos hermanos y hermanas de la Provincia Ibérica: CD, OCD, OCDS y todos los grupos y congregaciones de la familia del Carmelo:
¡ALEGRÍA, PAZ Y DETERMINADA DETERMINACIÓN!
En tiempos recios, amigos fuertes de Dios, compañeros valientes y humildes, que se sostienen y acompañan mutuamente.
Quiero pediros, si me lo permitís, una cosa:
Oremos unidos, con especial intensidad; tal como estáis haciendo, pero aún con mayor conciencia de comunión.
Os este día 28, aniversario del nacimiento de la Santa, a una jornada de oración.
En la que sobre todo en la Eucaristía, en la oración litúrgica y silenciosa, en el rezo del rosario, hagamos una llama común de petición y súplica, con ese espíritu teresiano que frente a toda adversidad, mantiene la confianza invencible en el Capitán del Amor que nos sostiene y pastorea.
DÍA 28 DE ESTE MES DE MARZO, SÁBADO… jornada de oración por la salud y por la liberación, para aunarnos a todos los que padecen el contagio, a los que están solos en habitaciones o pasillos de hospital, por todos los sanitarios y los trabajadores que estos días no se rinden y arriesgan su vida para que no se pare la ayuda a muchos.



El lema de este día, con Teresa podría ser, acoger las palabras de Jesús a la Santa y hacerlas vivas para nosotros y para todos: 
Mira mis llagas; no estás sin mí… Cuentas de Conciencia 13, 10
Yo soy, no hayas miedo. CC 53, 22
¿De qué temes? V 26, 2
Aquí estoy CC 44, 3”
fr. Miguel Márquez ocd
Provincial
Todo el material para este día lo tenéis AQUÍ:


Fuente :  Susurro de Dios


Laudes en la fiesta de san José


Dios mío, ven en mi auxilio. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Himno

Porque fue varón justo  lo amó el Señor
y dio el ciento por uno su labor.

El alba mensajera
del sol de alegre brillo
conoce ese martillo
que suena en la madera.
La mano carpintera
madruga a su quehacer
y hay gracia antes que sol en el taller.

Cabeza de tu casa,
del que el Señor se fía,
por la carpintería
la gloria entera pasa.
Tu mano se acompasa
con Dios en la labor
y alargas tú la mano del Señor.

Humilde magisterio
bajo el que Dios aprende:
¡que diga, si lo entiende,
quien sepa de misterio!
Si Dios en cautiverio
se queda en aprendiz,
¡aprende aquí la casa de David!

Sencillo, sin historia,
de espalda a los laureles,
escalas los niveles
más altos de la gloria.
¡Qué asombro, hacer memoria
y hallarte en tu ascensión,
tu hogar, tu oficio y Dios como razón!

Y pues que el mundo entero
te mira y se pregunta,
di tú como se junta
ser santo y carpintero,
la gloria y el madero,
la gracia y el afán,
tener propicio a Dios y escaso el pan.

Porque fue varón justo lo amó el Señor
y dio el ciento por uno su labor.

Antífona 1. Los pastores encontraron a María y a José, y al niño acostado en un pesebre.  Aleluya.

¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo. 
Mi alma está sedienta de ti; 
mi carne tiene ansia de ti, 
como tierra reseca, agostada, sin agua. 

¡Cómo te contemplaba en el santuario 
viendo tu fuerza y tu gloria! 
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré 
y alzaré las manos invocándote. 
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos. 

En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti, 
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo; 
mi alma está unida a ti, 
y tu diestra me sostiene. 

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1. Los pastores encontraron a María y a José, y al niño acostado en un pesebre.  Aleluya.

Antífona 2. José y María estaban maravillados de lo que se decía de Jesús, y Simeón los bendijo. Aleluya.

Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.

Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado, por los siglos.

Antífona 2. José y María estaban maravillados de lo que se decía de Jesús, y Simeón los bendijo. Aleluya.

Antífona 3. José tomó al niño y a su madre, y partió para Egipto, y allí permaneció hasta la muerte de Herodes. Aleluya. 

Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su creador, 
los hijos de Sión por su rey.

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:

Para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones, 
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3. José tomó al niño y a su madre, y partió para Egipto, y allí permaneció hasta la muerte de Herodes. Aleluya.

Lectura breve (2Sam 7,28-29)

Mi Señor, tú eres el Dios verdadero, tus palabras son de fiar, y has hecho esta promesa a tu siervo. Dígnate, pues, bendecir a la casa de tu siervo, para que esté siempre en tu presencia; ya que tú, mi Señor, lo has dicho, sea siempre bendita la casa de tu siervo.

Responsorio breve

V. Lo nombró administrador de su casa. Aleluya, aleluya 
R. Lo nombró administrador de su casa. Aleluya, aleluya.
V. Y señor de todas sus posesiones. 
R. Aleluya, aleluya.
V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
R. Lo nombró administrador de su casa. Aleluya, aleluya.

Antífona del Benedictus. José se estableció en una ciudad llamada Nazaret; así se cumplió lo que de Cristo habían anunciado los profetas: que sería llamado Nazareno. Aleluya. 

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de nuestros enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamaran profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas,
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona del Benedictus. José se estableció en una ciudad llamada Nazaret; así se cumplió lo que de Cristo habían anunciado los profetas: que sería llamado Nazareno. Aleluya.


Preces

Acudamos al Señor, el único que puede hacernos justos, y digámosle suplicantes: - Con tu justicia, Señor, danos vida.  

Protege con tu brazo poderoso al papa Francisco y a todos los obispos, 
concédeles trabajar en unidad, amor y paz

Tú, Señor, que llamaste a nuestros padres en la fe para que caminasen en tu presencia con un corazón sincero, 
haz que también nosotros, siguiendo sus huellas, seamos santos ante tus ojos.  

Tú que elegiste a José, varón justo, para que cuidara de tu Hijo durante su niñez y adolescencia, 
haz que también nosotros nos consagremos al servicio del cuerpo de Cristo, sirviendo a nuestros hermanos.  

Tú que entregaste la tierra a los hombres para que la llenaran y la sometieran, 
ayúdanos a trabajar con empeño en nuestro mundo, pero teniendo siempre nuestros ojos puestos en tu gloria.  

No te olvides, Padre del universo, de la obra de tus manos 
y haz que todos los hombres, mediante su trabajo honesto, tengan una vida digna

Por tu misericordia, suscita nuevas y santas vocaciones para la gran familia del Carmelo, 

y haz que todos los que nos encontramos aquí reunidos vivamos cada día más unidos a ti.

Porque somos miembros de la familia de Dios, nos atrevemos a decir:Padre nuestro



Oración 

Dios todopoderoso, que, en los albores del Nuevo Testamento, encomendaste a san José los misterios de nuestra salvación, haz que ahora tu Iglesia, sostenida por la intercesión del esposo de María, lleve a su pleno cumplimiento la obra de la salvación de los hombres. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén. 

CUARESMA III







Mucho más intensa aun es su piedad en los dos últimos días, viernes y sábado, en que comparte la Pasión de Jesús y el “traspasamiento” (la “Transfixio” de la liturgia) y “la soledad” de la Virgen. En una de esas ocasiones (Pascua de 1571), T misma experimenta esa transfixioy a través de ella entiende lo que significó para la Virgen: 'ahora, como ha crecido (esa mi pena), ha llegado a términos de ese traspasamiento y entendiendo más el que nuestra Señora tuvo, que hasta hoy... no he entendido qué es traspasamiento... Mas ¡cuál debía ser el de la Virgen!' (R 15,1.6).

Así, la cuaresma tenía su desenlace en la Pascua del Señor (R 15,3).




CUARESMA II




En lo espiritual, la Santa intensifica su preparación para la Pascua de modo especial en la Semana Santa. Durante muchos años celebra con devoción especial el Domingo de Ramos: '...durante más de treinta años yo comulgaba este día, si podía, y procuraba aparejar mi alma para hospedar al Señor, porque me parecía mucha la crueldad que hicieron los judíos, después de tan gran recibimiento, dejarle ir a comer tan lejos, y hacía yo cuenta que se quedase conmigo, y harto en mala posada, según ahora veo...' (R 26,2). Luego, ese día, repartía su comida a un pobre, práctica que de ella heredó la comunidad de la Encarnación. Lo cuenta la historiadora del monasterio, María Pinel: 'En el coro bajo, el Domingo de Ramos, se halló toda bañada en la sangre de Cristo..., pagándola nuestro Señor el hospedaje que le hacía aquel día, porque... no comía hasta las tres de la tarde, estándose acompañando a Su Majestad hasta aquella hora, y en reverencia suya daba de comer a un pobre. Y a su imitación se hace en esta casa así, no comiendo aunque vayan a refectorio..., dejando a la puerta (de casa) la comida todas las que pueden por sí mismas para el pobre que tienen prevenido, y solicita cada una a la portera no falte pobre para ella' (Retablo de Carmelitas, Madrid 1981, p. 47).







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El 15 de agosto de 1568, Solemnidad de la Asunción, Teresa de Jesús inauguraba el Carmelo de Valladolid. Este año se han cumplido 450...