Dice el libro de la
Fundación de Valladolid:
Llegaron
a Valladolid el 10 de Agosto día de San Lorenzo. Iban seis monjas con Fray Juan
de la Cruz y Julián de Ávila, capellán del primer convento de San José de
Ávila, con la Madre Teresa a una finca de D. Bernardino de Mendoza, conocida
por Río de Olmos, junto al río Pisuerga.
Tenía una huerta muy buena y grande con una gran viña de gran recreación para
las monjas.
El P. Julián de Ávila
recuerda: Yo estuve hartos días allí en
aquella huerta e iba y venía a Valladolid a lo que era menester.
La Santa fue consciente desde el primer
momento de la incomodidad del lugar, pero aun así “Hice venir oficiales y comenzar a hacer
tapias, para lo que tocaba al recogimiento y lo que había menester”. La intención
de la santa era fundar el 15 de agosto fiesta de la Asunción. La posesión del
convento se solía materializar con la celebración de la eucaristía.
La misa sirvió para que D. Bernardino
saliera del purgatorio tal y como lo cuenta la Santa: “Yo estaba bien descuidada de que entonces se había de
cumplir lo que se me había dicho de aquel alma; porque aunque se me dijo a la primera misa, pensé que había de ser a la
que se le pusiere el Santísimo Sacramento. Viniendo el sacerdote a donde había
de comulgar, con el Santísimo Sacramento en las manos, llegando yo a recibirle
se me representó el caballero que he dicho, con rostro resplandeciente y
alegre: puestas las manos, me agradeció lo que había hecho por él, para que
saliere del purgatorio y fuese su alma al cielo.” F. 10, 5. Con
el convento vallisoletano con el título de la Concepción de Nuestra Señora del
Carmen, pues D. Bernardino deseaba que se llamase así por ser muy devoto de la
Santísima Virgen.
La finca de Río de Olmos, no convenía
por las humedades. A finales del otoño, hizo que la mayoría de las monjas
enfermaran de paludismo. Teresa lo recuerda:
“Estuvimos allí poco, porque caímos casi
todas malas”. Dña. María hermana de D. Bernardino el 31 de Octubre
se llevó a todas las monjas a su casa que era el palacio más destacado de
Valladolid. Había sido construido por el marido de Dña. María, Francisco de los
Cobos y Molina, secretario de Estado de Carlos I.
Las monjas asistían a las celebraciones
desde la tribuna principal, que se utilizaba como capilla por la familia de los
Cobos-Mendoza, donde estuvieron con mucho recogimiento, durante la breve
estancia en el palacio de Dña. María.
La Santa Madre estuvo tan enferma que
pensaron que se moría. La recuperación fue lenta, eso que Dña. María no
escatimaba atenciones. Escribe la Santa en sus cartas: “Estaba en la fundación de Valladolid, que me
mataban los regalos de Dña. María, que es mucho lo que me quiere”. La enfermedad
obligó a Teresa a pasar la Navidad en el palacio de Dña. María de Mendoza. Su
gran preocupación era conseguir una nueva casa.
La casa elegida fue del propietario D.
Alonso de Arguello. Se firmó la compra el 14 de Enero, actuando la Madre como
firmante en nombre de la comunidad, aunque el pago lo realizó Dña. María de Mendoza
que ascendió a 2.600 ducados.
El acomodamiento imprescindible para
convento, discurrió con gran rapidez. La comunidad pudo trasladarse a su
ansiada casa el 3 de Febrero de 1.569 “Día
de San Blas nos pasamos a ella con gran procesión” F. 10, 7
La mudanza fue celebrada por el pueblo
de Valladolid, que contó con la presencia del obispo de Ávila, D. Alvaro de
Mendoza, hermano de los dichos señores fundadores, con los conventos de PP.
Carmelitas de la Observancia y del Glorioso Sto. Domingo, Cofradías y señores
de Valladolid.
Desde entonces las Carmelitas han
seguido con su vida de oración, protagonizando los momentos históricos del
convento; en cierto sentido se abrió a la ciudad y a los vecinos intercediendo
al Señor en sus necesidades.
El convento de las Carmelitas es hoy un
relicario teresiano que guarda numerosos recuerdos materiales y espirituales
del paso de Santa Teresa por Valladolid; a la que regresó después del viaje
fundacional, en otras cinco ocasiones.
De toda la casa se podría decir: Se pisa por donde ella pisó, así lo
siente sus hijas las Carmelitas Descalzas.
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