“Pareceros
ha, hermanas, que hablo fuera de propósito y no con vosotras, porque estas
cosas no las hay acá, que ni tenemos hacienda ni la queremos ni procuramos, ni
tampoco nos injuria nadie. – Por eso las comparaciones no es lo que pasa; mas sácase de
ellas otras muchas cosas que pueden pasar, que ni sería bien señalarlas ni hay
para qué. Por éstas entenderéis si estáis bien desnudas de lo que dejasteis;
porque cosillas se ofrecen, aunque no de esta suerte, en que os podéis muy bien
probar y entender si estáis señoras de vuestras pasiones. Y creedme que no está
el negocio en tener hábito de religión o no, sino en procurar ejercitar las
virtudes y rendir nuestra voluntad a la de Dios en todo, y que el concierto de
nuestra vida sea lo que Su Majestad ordenare de ella, y no queramos nosotras
que se haga nuestra voluntad, sino la suya . Ya que no hayamos llegado aquí
–como he dicho–, humildad, que es el ungüento de nuestras heridas; porque, si
la hay de veras, aunque tarde algún tiempo, vendrá el cirujano, que es Dios, a
sanarnos.” Terceras
Moradas
2,
6
Teresa
de Jesús
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