Novena a Santa Teresa de Jesús siguiendo su itinerario existencial. Día Tercero

DÍA TERCERO

San José protege y es maestro de oración





Invocación inicial

Venid, adoremos al Señor, fuente de la Sabiduría, en unión de Nuestra Madre Santa Teresa de Jesús.


Himno

Vivo sin vivir en mi, y tan alta vida espero, que muero porque no muero.

Vivo ya fuera de mí, después que muero de amor, porque vivo en el Señor que me quiso para sí. Cuando el corazón le di puso en él este letrero: que muero porque no muero.

Esta divina prisión del amor en que yo vivo, ha hecho a Dios mi cautivo y libre mi corazón. Y causa en mí tal pasión ver a Dios mi prisionero, que muero porque no muero.



Texto bíblico 


“Id a José: haced lo que él os diga” (Gn 41, 55).

“José, su esposo, que era un hombre justo, no quiso denunciar públicamente a María, sino que decidió separarse de ella de una manera discreta. Andaba él preocupado por este asunto, cuando un ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: - José, descendiente de David, no tengas reparo en recibir en tu casa a María, tu esposa, pues el hijo que ha concebido es por la acción del Espíritu Santo. Y cuando dé a luz a su hijo, tú le pondrás por nombre "Jesús", porque él salvará a su pueblo de sus pecados. Cuando José despertó del sueño, recibió en su casa a María, su esposa, conforme a lo que le había mandado el ángel del Señor. La cual, sin que él antes la conociese, dio a luz a su hijo, al que José puso por nombre Jesús” (Mt 1, 19-25).

Texto teresiano


“Tomé por abogado y señor al glorioso San José y encomendéme mucho a él. Vi claro que así de esta necesidad como de otras mayores de honra y pérdida de alma este padre y señor mío me sacó con más bien que yo le sabía pedir. No me acuerdo hasta ahora haberle suplicado cosa que la haya dejado de hacer. Es cosa que espanta las grandes mercedes que me ha hecho Dios por medio de este bienaventurado Santo, de los peligros que me ha librado, así de cuerpo como de alma; que a otros santos parece les dio el Señor gracia para socorrer en una necesidad, a este glorioso Santo tengo experiencia que socorre en todas y que quiere el Señor darnos a entender que así como le fue sujeto en la tierra -que como tenía el nombre de padre, siendo ayo, le podía mandar-, así en el cielo hace cuánto le pide.
No he conocido persona que de veras le sea devota y haga particulares servicios, que no la vea más aprovechada en la virtud; porque aprovecha en gran manera a las almas que a él se encomiendan. Paréceme ha algunos años que cada año en su día le pido una cosa, y siempre la veo cumplida. Si va algo torcida la petición, él la endereza para más bien mío. […] No sé cómo se puede pensar en la Reina de los ángeles en el tiempo que tanto pasó con el Niño Jesús, que no den gracias a San José por lo bien que les ayudó en ellos. Quien no hallare maestro que le enseñe oración, tome este glorioso Santo por maestro y no errará en el camino” (Vida 6,6-8).

Responsorio breve

      R/. Oigo en mi corazón: * Buscad mi rostro.

      V/. Tu rostro buscaré, Señor. * Buscad mi rostro. Gloria al Padre. Oigo.

Preces


 Glorifiquemos a Cristo que amó a su Iglesia y se entregó por ella para consagrarla

      Señor, protege a tu Iglesia.

     Tú, que eres la cabeza de la Iglesia,

      ― haz que tus fieles, unidos a ti por la fe y el amor, se sientan miembros de tu cuerpo.

      Señor, protege a tu Iglesia.

Tú, que anhelas que todos cuantos creen en ti lleguen a la unidad perfecta,

      ― infunde en los cristianos el espíritu ecuménico, para que sean uno, como tú lo pediste al Padre.

     Señor, protege a tu Iglesia.


Tú, que has suscitado en la Iglesia la familia del Carmelo Teresiano para perpetuar el carisma de su fundadora,


      concede a todos los carmelitas la gracia de ser herederos del espíritu de oración y del celo apostólico de su madre.


(Se pueden expresar otras intenciones particulares)

                                                       Padre nuestro…


Oración para todos los días

“¡Oh, Señor mío!, ¿cómo os puede pedir mercedes quien tan mal os ha servido y ha sabido guardar lo que le habéis dado? ¿Qué se puede confiar de quien muchas veces ha sido traidor? Pues ¿qué haré, consuelo de los desconsolados y remedio de quien se quiere remediar de Vos? ¿Por ventura será mejor callar con mis necesidades esperando que Vos las remediéis? No, por cierto; que Vos, Señor mío y deleite mío, sabiendo las muchas que habían de ser y el alivio que nos es contarlas a Vos, decís que os pidamos y que no dejaréis de dar”. Amén (Exclamaciones 5,1)



Todos los textos de esta novena a Santa Teresa de Jesús, han sido extraídos de la Sagrada Escritura, del oficio propio de la Liturgia de las Horas de Santa Teresa de Jesús y de sus escritos, a excepción de dos himnos oficiales dedicados a ella. La autora se ha limitado hacer la composición de los textos en forma Novena.

María del Pilar de la Iglesia OCDS

Barcelona, 3 de octubre de 2018

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