Desde esta experiencia frecuente, y
tantas veces sobrenatural, lanza este gran deseo que tiene de que todos sean
devotos de este su padre y señor suyo san José: “Querría yo persuadir a
todos fuesen devotos de este glorioso Santo por la gran experiencia que tengo
de los bienes que alcanza de Dios. No he conocido persona que de veras le sea
devota y haga particulares servicios que no la vea más aprovechada en la
virtud, porque aprovecha en gran manera a las almas que a él se encomiendan.
Paréceme ha algunos años que cada año en su día le pedía una cosa, y siempre la
veo cumplida, Si va algo torcida la petición, él la endereza para más bien mío”
(V 6,7). “Solo pido por amor de Dios que lo pruebe quien no me creyere y verá
por experiencia el gran bien que es encomendarse a esta glorioso Patriarca y
tenerle devoción” (V 6,8).
“En especial personas
de oración siempre le habían de ser aficionadas, que no sé cómo se puede pensar
en la Reina de los ángeles, en el tiempo que tanto pasó con el Niño Jesús, que
no den gracias a san José por lo bien que les ayudó en ellos. Quien no hallare
maestro que le enseñe oración, tome a este glorioso santo por maestro y no
errará en el camino” (V 6,8)
Este panegírico sobre san
José vale por mil porque es fruto de una experiencia normal y sobrenatural que
ha tenido de san José y la experiencia no engaña nunca. Ella misma nos dice: “No
diré cosa que no haya experimentado mucho” (V 18,8). No se trata solo de
experimentar una o dos veces sino de experimentar mucho a san José. “No he
conocido persona que de veras le sea devota y haga particulares servicios que
no la vea más aprovechada en la virtud, porque aprovecha en gran manera a las
almas que a él se encomiendan” (V 6.7)
P.
Román Llamas, ocd, 15 de enero de 2020, miércoles.
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