Salido de la cárcel y volviendo al
desarrollo de la vida normal conventual, San Juan de la Cruz siguió viviendo el
adviento y la Navidad con enorme gozo y fuerte esperanza, y externamente con
mucha celebración. San Juan de la Cruz, como si saliese de sí en los
preparativos y fiestas navideñas. Desde donde quiera que estuviera se
trasladaba a la tierra de Jesús. El Alonso describe una
escenificación de una escena de adviento-Navidad, en el convento de Granada,
"hizo poner a la madre de Dios en unas andas, y, tomada en hombros,
acompañada del siervo del Señor, y de los religiosos que la seguían caminando
por el claustro, llegaban a las puertas que había en él a pedir posada para
aquella señora cercana al parto y para su esposo, que venían de camino. Y
llegados a la primera puerta pidiendo posada cantaron esa letra que el santo
compuso:
Del Verbo divino
la Virgen preñada,
viene de camino,
¡si le dais posada!
Y su glosa se fue cantando a las demás puertas, respondiéndoles de la parte
de dentro religiosos que había puesto allí, los cuales secamente les despedían.
Replicábales el santo con tan tiernas palabras, así del explicar quién fuesen
los huéspedes que la pedían, de la cercanía del parto de la doncella, del
tiempo que hacía y hora que era, que el ardor de sus palabras y altezas que
descubría enternecía los pechos de quienes le oían y estampaba en sus almas
este misterio y un amor grande a Dios" (Vida, l. 2, c. 8,
p.402).
Juan de Santa Eufemia, cocinero de Baeza, recuerda:
Próximas publicaciones:
- El adviento con María
- El último adviento de San Juan de la Cruz
ASIMILACIÓN DEL MISTERIO
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