Invocación inicial
Aclamemos a Cristo el Señor en esta novena a San José.
Himno
San José padre amoroso
de mi señor Jesús.
Dios te exalta
por ser su siervo más humilde.
San José la Iglesia clama
tu divina protección,
ven y llévanos a su reino de amor.
José hijo de David,
Justo y fiel esposo de la Virgen María
Dios te eligió para ser su custodio
Mejores brazos no encontró el Señor.
Tu ejemplo fuerte
de un gran amor a Dios.
Paciente y noble, prudente y casto Señor,
Dios en ti virtudes derrochó.
Te pedimos Patriarca protector,
concedernos tres gracias para gloria del Señor.
No cometer pecado mortal,
amor puro a Jesús y a María
y una buena muerte para descansar en paz.
(Himno a San José de Edgar Gutiérrez)
(https://www.youtube.com/watch?v=J3wMaGNS3pk)
Texto evangélico
«A
los ocho días llevaron a circuncidar al niño, y le pusieron por nombre Jesús,
conforme a lo que el ángel había dicho a María antes de quedar embarazada. Más tarde,
pasados ya los días de la purificación prescrita por la ley de Moisés, llevaron
al niño a Jerusalén para presentárselo al Señor en el templo, cumpliendo así lo
que dispone la ley del Señor: Todo primogénito, si es varón o animal macho, ha
de ser consagrado al Señor. Al mismo tiempo ofrecieron el sacrificio prescrito
también por la ley del Señor, de una pareja de tórtolas o dos pichones» (Lc 2,
21-24).
San José en los escritos y en la vida del b. Francisco Palau
«En este gran Santo
tenemos un poderosísimo abogado para todo. [...] Parece que Dios ha encargado
de un modo particular a San José la salvación de la Iglesia en estas borrascas,
particularmente las de España. [...] San José es sin duda después de María el
más firme protector para lograr el triunfo de la religión católica en España.
[…] Tome a San José no sólo como abogado, sino aún maestro; le enseñará el
manejo de las armas espirituales al modo que lo enseñó a Santa Teresa […], que
agenció con Dios […] la conservación de la religión católica en España. Y en
esta noble empresa, su director, protector y maestro fue San José».
Para
alcanzar con mayor seguridad la intercesión de la Virgen María, se debe
interponer «la intercesión de todos sus ángeles y santos, especialmente la de
su esposo San José». De modo, que si el alma con viva fe «puede comprometer en
su favor el patriarca San José, con él tendrá a María, con María a Jesús y con
Jesús al Padre». Ya que el «Padre hace lo que el Hijo le pide, el Hijo lo que
le pide su Madre»[i].
Podemos descubrir en el beato Francisco Palau rasgos
de semejanza con San José de quien fue un sincero devoto. Esta semejanza del
que le acogió en su nombre religioso. Al profesar recibió el nombre de Fr.
Francisco de Jesús, María y José. Ambos participaron de la Paternidad de Dios,
a José le fue encomendada la misión de cuidar al Hijo Primogénito de Dios
Padre, al beato Francisco Palau le fue encomendado por Dios Padre que se
cuidara de su Hija Primogénita, tal como le gustaba llamar a la Iglesia, a
quien entregó toda su vida a su servicio. En ambos hay una verdadera fidelidad
y lealtad a Dios en el cumplimiento de su voluntad a lo largo de toda su vida.
En el momento supremo de la cercanía de la
muerte, donde se descubre la más íntima esencia del hombre, se puede descubrir
cuan sincera era la devoción y confianza que profesaba al Santo Patriarca. En
esta última enfermedad, invitaba a sus hijos e hijas espirituales «Orad
conmigo por el triunfo de la Iglesia uniendo nuestras súplicas a las de San
José». A él se encomendaba diciendo «|Santos Ángeles, orad por mí, es tiempo de
pelear conmigo, San José, San Elias, Virgen Santísima! Poned freno y aquietad a
Bel- cebud», ponía a San José «por mediador en su agonía; besó repetidas veces
con fervor indecible el Crucifijo, a la Virgen Santísima y a San José, cuyas
imágenes, tuvo delante en las cuatro horas que precedieron a su muerte. Dos
horas antes de morir pidió que rogasen por él interponiendo el valimiento de
San José».
Murió el día siguiente de la Solemnidad de San José del año 1872, era miércoles día tradicionalmente dedicado al Santo Patriarca. Habiendo tenido una santa vida y una buena muerte.
Responsorio
V. Lo nombró administrador de su casa.
R. Lo nombró administrador de su casa.
V. Señor de todas sus posesiones.
R. Administrador de su casa.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Lo nombró administrador de su casa.
Oración a san
José
Glorioso
Patriarca San José cuyo poder sabe hacer posible las cosas imposibles, venid en
mi ayuda en estos momentos de angustia y dificultad. Tomad bajo vuestra
protección las situaciones tan serias y difíciles que os encomiendo….
Por la
Orden…(la conservación y expansión de los conventos..)
Por la
Iglesia…… (por el Santo Padre, por la santidad de los sacerdotes y para que
sean ayudados en sus necesidades…)
Por los
cristianos perseguidos….
Por la propia
nación…..
Por la
humanidad…..
Por las
necesidades personales……,
a fin de que
tengan una feliz solución.
Mi bien amado
Padre: toda mi confianza está puesta en Vos. Que no se diga que os he invocado
en vano. Y puesto que Vos podéis todo ante Jesús y María, mostradme que vuestra
bondad es tan grande como vuestro poder. Amén.
Padre nuestro.
Oración final
Dios todopoderoso que confiaste
los primeros misterios de la salvación de los hombres a la fiel custodia de San
José; haz que, por su intercesión, la Iglesia los conserve fielmente y los
lleve a plenitud en su misión salvadora. Por nuestro Señor Jesucristo.
[i] Francisco Palau, Escritos, Monte
Carmelo, Burgos, 1997. Lucha del Alma con
Dios IV, 26-28, pp. 144-145.
Todos los textos de esta novena a San José, a excepción de algunos himnos, han sido extraídos de la Sagrada Escritura, de la Liturgia de la solemnidad de San José y de los escritos de los Santos del Carmelo. La autora se ha limitado a hacer la composición de los textos en forma Novena.
María del Pilar de la Iglesia
Barcelona, 8 de marzo de 2021
(Año Jubilar de San José, 8.XII.2020 a 8.XII.2021)
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