Novena a la Virgen del Carmen con textos de los Santos Carmelitas. DÍA CUARTO

EL NACIMIENTO



Día 4º   Pedimos por los que sufren


 Invocación inicial
“Santa Madre de Dios, gloria del Monte Carmelo, reviste de tus virtudes a la familia que tú has escogido, y defiéndela de todo peligro”.

Himno

El barco del Carmelo reza y canta,
Al hacerse a la mar del nuevo día,
Y en su mástil por vela se levanta
El santo Escapulario de María. 

Corre, copo de lana bien tejido.
Vete al ancho camino de las gentes.
Ilumina la noche del olvido
Y recoge el cansancio de las frentes. 

Toca el pecho de acero de los barcos.
Cruza el recto camino de las balas.
Sube al negro confín y abre los arcos
De la gracia divina con tus alas. 

Estamos en la ruta; la esperanza
Tiñéndonos los ojos va delante,
El corazón cantando lo que alcanza,
Y la noche ha perdido su semblante .... Amén. 



En escucha de la Palabra


“Por aquellos días salió un edicto de César Augusto ordenando que se empadronase todo el mundo. Este primer empadronamiento tuvo lugar siendo gobernador de Siria Cirino. Iban todos a empadronarse,cada uno a su ciudad. Subió también José desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por ser él de la casa y familia de David, para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta. Mientras estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el albergue.

Había en la misma comarca unos pastores, que dormían al raso y vigilaban por turno durante la noche su rebaño. Se les presentó el ángel del Señor, la gloria del Señor los envolvió en su luz y se llenaron de temor. El ángel les dijo: «No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor; y esto os servirá de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre». Y de pronto se juntó con el ángel una multitud del ejército celestial que alababa a Dios diciendo: «Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres en quienes él se complace». Cuando los ángeles, dejándoles, se fueron al cielo, los pastores se decían unos a otros: «Vamos a Belén a ver lo que ha sucedido y el Señor nos ha manifestado». Fueron a toda prisa y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que les habían dicho acerca de aquel niño; y todos los que lo oyeron se maravillaban de lo que los pastores les decían. María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón” (Lc 2, 1- 20).


Meditación de un texto de de san Juan de la Cruz



Ya que era llegado el tiempo 
en que de nacer había,
así como desposado
de su tálamo  salía,
abrazado con su esposa,

que en sus brazos la traía;
al cual la graciosa Madre
en un pesebre ponía,
entre unos animales
que a la sazón allí había.

Los hombres decían cantares,
los ángeles melodía,
festejando el desposorio
que entre tales dos había.
Pero Dios en el pesebre 

allí lloraba y gemía,
que eran joyas que la esposa
al desposorio traía.
Y la Madre estaba en pasmo
de que tal trueque veía:

el llanto del hombre en Dios,
y en el hombre la alegría,
lo cual del uno y del otro
tan ajeno ser solía.

“La gloriosísima Virgen Nuestra Señora, la cual, estando desde el principio levantada a este alto estado, nunca tuvo en su alma impresa forma de alguna criatura, ni por ella se movió, sino siempre su moción fue por el Espíritu Santo” (San Juan de la Cruz, Romance IX; Subida 3, 2, 10).


Responsorio

R. Venid, hijos, escuchadme; venid, subamos al monte del Señor. El que me escucha no fracasará.


V. Yo soy la madre del amor puro y de la esperanza santa. En mí está toda la gracia de camino y de verdad. * El que me escucha no fracasará.


Preces

Proclamemos agradecidamente la gloria de Cristo, nuestro Salvador, primogénito de muchos hermanos, que nos ha dado a María por Madre, y digamos con gozo:


Tu, que proclamaste: « Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos »,  haz que, imitando a María, la primera entre los pobres de Yahvé, merezcamos tenerte a ti por nuestra única riqueza.

Tu, que aseguraste: « Dichosos los limpios de corazón porque ellos verán a Dios »,_   concédenos, a ejemplo de la Virgen Inmaculada, amar la pureza del corazón para llegar a la contemplación divina.

Tu, que dijiste: « Dichosos los que crean sin haber visto »,__haz que nosotros, peregrinos en la noche oscura de la fe, caminemos de la mano de María, la dichosa porque creyó.

(Añadamos, en silencio, nuestras intenciones personales y por la Orden)


Ave María


Oración
Te suplicamos, Señor, que nos asista con su intercesión poderosa la Santísima Virgen María y Reina del Carmelo, para que, guiados por su ejemplo y protección, lleguemos hasta la cima del monte de la perfección que es Cristo. Que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén




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