MARÍA, AL PIE DE LA CRUZ
Día 8º Pedimos por los inmigrantes
Invocación inicial
“Santa Madre de Dios, gloria del Monte Carmelo, reviste de tus virtudes a la familia que tú has escogido, y defiéndela de todo peligro”.
Himno
La
Madre piadosa estaba
junto
a la cruz y lloraba
mientras el Hijo pendía.
Cuya alma, triste y llorosa,
traspasada y dolorosa,
fiero cuchillo tenía.
¡Oh, cuán triste y cuán aflicta
se vio la Madre bendita,
de tantos tormentos llena!
Cuando triste contemplaba
y dolorosa miraba
del Hijo amado la pena.
En Latín
Stabat mater dolorósa
iuxta crucem lacrimósa,
dum pendebat filius.
Cuius ánimam geméntem
contristátam et doléntem
pertransívit gládius
O quam tristis et afflícta
fuit illa benedícta
Mater Unigéniti!
Quae maerébat et dolébat
pia mater, cum vidébat
Nati poenas íncliti.
mientras el Hijo pendía.
Cuya alma, triste y llorosa,
traspasada y dolorosa,
fiero cuchillo tenía.
¡Oh, cuán triste y cuán aflicta
se vio la Madre bendita,
de tantos tormentos llena!
Cuando triste contemplaba
y dolorosa miraba
del Hijo amado la pena.
En Latín
Stabat mater dolorósa
iuxta crucem lacrimósa,
dum pendebat filius.
Cuius ánimam geméntem
contristátam et doléntem
pertransívit gládius
O quam tristis et afflícta
fuit illa benedícta
Mater Unigéniti!
Quae maerébat et dolébat
pia mater, cum vidébat
Nati poenas íncliti.
En escucha de la Palabra
“Junto a la cruz de Jesús estaban su
Madre, la hermana de su Madre, María de Cleofás, y María la Magdalena. Jesús,
al ver a su Madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su Madre:
Mujer, ahí tienes a tu hijo. Luego dijo al discípulo: Ahí tienes a tu Madre. Y
desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa”
(Jn 19, 25-27).
(Jn 19, 25-27).
“Hoy he
estado contigo bajo la Cruz, y he comprendido con una claridad nunca
experimentada que bajo la Cruz tú te has convertido en nuestra Madre. ¡Con
cuánta fidelidad una madre terrenal se preocupa de cumplir el último deseo de
su hijo! Pero tú eras la sierva del Señor: el ser y el vivir del Dios Encarnado
fueron inscritos sin reservas en tu ser y en tu querer. Así, tú has escondido
en tu corazón a los que ya eran tuyos y para dar a cada alma nueva vida has
dado como precio la agonía amarga de tu corazón sangrante. Tú nos conoces a
todos: sabes nuestras lesiones, nuestras heridas. Y también conoces el
resplandor celeste que el amor de tu Hijo quiere infundir en nosotros en la
gloria eterna, y con materna solicitud guías nuestros pasos. Para conducirnos a
la meta, no hay precio demasiado alto para tí. Pero los que has elegido para
corona tuya para que te circunden un día delante del trono eterno, deben estar
aquí contigo bajo la Cruz: y la agonía amarga de su corazón sangrante será el
precio para adquirir el resplandor eterno en las almas amadas, confiadas en
herencia por el Hijo de Dios” (S. Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein), en
Teresa RENATA del E. S., Edith Stein, Brescia 1952, 135).
Responsorio
R. Bajo tu protección nos acogemos, * Santa Madre de Dios. Bajo tu protección nos acogemos.
V. No deseches las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades.
* Santa Madre de Dios. Gloria al Padre. Bajo tu protección nos acogemos.
Preces
Al celebrar la novena de la fiesta de la Virgen María, nuestra Señora, invoquemos a Cristo, diciéndole confiadamente: Por la intercesión de la Madre del Carmelo, escúchanos Señor.
Jesús, que desde la cruz confiaste a tu Madre al discípulos Juan para que la recibiera en su casa, otórganos una vida de intimidad con María, para llegar, con su ayuda, a la inefable experiencia de tu amor.
Cristo, Esposo de la Iglesia, que derramaste tu Espíritu Santo sobre los Apóstoles que perseveraban unidos en la oración con María, tu Madre, concede al Carmelo permanecer unido en la oración, para que se renueve continuamente con la fuerza del Espíritu.
Cristo, Maestro bueno, que nos has dado en María el modelo de todas las virtudes, haz que reproduzcamos la verdadera imagen de nuestra Madre, imitando su caridad.
(Añadamos, en silencio, nuestras intenciones personales y por la Orden)
Ave María
Oración
Te suplicamos, Señor, que nos asista con su intercesión poderosa la Santísima Virgen María y Reina del Carmelo, para que, guiados por su ejemplo y protección, lleguemos hasta la cima del monte de la perfección que es Cristo. Que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén
No hay comentarios:
Publicar un comentario