“Cristo en casa de Marta y María” óleo de Jan Vermeer van
Delft,
Galería Nacional de Escocia, Edimburgo (Reino Unido)
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[5] Santa era Santa Marta, aunque no dicen era
contemplativa; pues ¿qué más queréis que poder llegar a ser como esta
bienaventurada, que mereció tener a Cristo Nuestro Señor tantas veces en su
casa y darle de comer y servirle y comer a su mesa? Si se estuviera como la
Magdalena, embebidas, no hubiera quien diera de comer a este divino Huésped.
Pues pensad que es esta Congregación la casa de Santa Marta y que ha de haber
de todo; y las que fueren llevadas por la vida activa, no murmuren a las que
mucho se embebieren en la contemplación, pues saben ha de tornar el Señor de
ellas, aunque callen, que, por la mayor parte, hace descuidar de sí y de
todo.
[6] Acuérdense que es menester
quien le guise la comida, y ténganse por dichosas en andar sirviendo con Marta;
miren que la verdadera humildad está mucho en estar muy prontos en contentarse
con lo que el Señor quisiere hacer de ellos y siempre hallarse indignos de
llamarse sus siervos. Pues si contemplar y tener oración mental y vocal y curar
enfermos y servir en las cosas de casa y trabajar –sea en lo más bajo–, todo es
servir al Huésped que se viene con nosotras a estar y a comer y recrear, ¿qué
más se nos da en lo uno que en lo otro?. ( Camino de Perfección 17, 5-6)
Teresa de Jesús
Santa Marta. Finales del siglo XV. Autor desconocido.
Musée de Cluny - Musée national du Moyen Âge.
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[5] Santa era Santa Marta, aunque no dicen era contemplativa; pues ¿qué más queréis que poder llegar a ser como esta bienaventurada, que mereció tener a Cristo Nuestro Señor tantas veces en su casa y darle de comer y servirle y comer a su mesa? Si se estuviera como la Magdalena, embebidas, no hubiera quien diera de comer a este divino Huésped. Pues pensad que es esta Congregación la casa de Santa Marta y que ha de haber de todo; y las que fueren llevadas por la vida activa, no murmuren a las que mucho se embebieren en la contemplación, pues saben ha de tornar el Señor de ellas, aunque callen, que, por la mayor parte, hace descuidar de sí y de todo.
[6] Acuérdense
que es menester quien le guise la comida, y ténganse por dichosas en andar
sirviendo con Marta; miren que la verdadera humildad está mucho en estar muy
prontos en contentarse con lo que el Señor quisiere hacer de ellos y siempre
hallarse indignos de llamarse sus siervos. Pues si contemplar y tener oración
mental y vocal y curar enfermos y servir en las cosas de casa y trabajar –sea
en lo más bajo–, todo es servir al Huésped que se viene con nosotras a estar y
a comer y recrear, ¿qué más se nos da en lo uno que en lo otro? ( Camino de Perfección 17, 5-6)
Teresa de Jesús
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